domingo, 24 de marzo de 2013

A medio andar



"A medio andar, quedó
tendido; la mitad del camino
 consumió sus deseos, sus
 ansias y sus anhelos de
 expresar con firmeza los
nobles sentimientos que
 consigo llevaba".
                                                                                           Pabediz

Al tomar el bus por las mañanas puedo distinguir que todo va más rápido que yo.  Las personas que van más a prisa tiene un semblante distinto: el rostro magullado y rojizo, la mirada fija hacia un determinado punto  y una respiración a ritmo frenético. Concentrados en llegar, cuanto antes, a su destino, me echan una mirada desdeñosa cuando me adelantan a toda prisa.

También hay los que corren lentamente, forzado por algo que no está bajo su control. No pueden ir más rápido, ya sea por la edad, por alguna enfermedad, o por estar embarazadas. Sus ojos, casi afligidos, los delata.    

Y otros que van a medio andar, porque han encontrado su ritmo. Saben que no se trata de quién llega más rápido a alguna meta imaginaria, sino que lo importante es disfrutar del trayecto y no parar. Todo lo demás,  la falta de tiempo y que debemos adaptarnos a este mundo ya acelerado, son proyecciones de miedo, creencias e intereses subjetivos y casi siempre egoístas.

Por ello, surge “A medio andar”, porque creemos que la ruta se transita mejor despacio. Observando, poco a poco, la perspectiva que existe alrededor de uno. Y, a través de ese punto de vista, relatar historias que nos pueden suceder durante un día normal.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario