Hace 20
años, mis padres intercambiaban historias con mis tíos y abuelos en la sala de
nuestra casa para sobrellevar los apagones producto de la voladura de torres de
alta tensión originado por un grupo terrorista. Aquella época, mis
familiares, vivieron una de las noches más oscuras que hayan conocido: un
almacén de Sedapal, ubicado a pocos metros de mi hogar, estalló destruyendo
todas las ventanas de las casas colindantes a dicho lugar. Y, hace dos décadas, mis padres lloraban
extasiados de felicidad al ver, a través de la televisión, a un hombre de barba
larga, anteojos oscuros y vestido con un traje a rayas, dentro de un celda,
como despotricaba palabras al vacío. Lo sabían, un grupo de policías,
denominado el GEIN (Grupo Especial de Inteligencia), habían capturado al líder
de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, poniendo fin a la era de terror más
sanguinaria que sufrió nuestro país.
Sin embargo, como la historia suele tener artilugios
extraños, hace apenas algunos años surgió el Movimiento por Amnistía y Derechos
Fundamentales (Movadef), una organización que pretende alcanzar objetivos
políticos, a través del llamado “pensamiento Gonzalo”, para crear las
condiciones y reiniciar la lucha armada. Esta agrupación es solo una fachada de
Sendero Luminoso cuya misión es lograr la excarcelación de todos los presos por
terrorismo con el propósito de llegar al poder mediante la “guerra popular” y,
de esa manera, reactivar la violencia en el país.
Así es, dicha agrupación, que –según la Dirección Contra el
Terrorismo– contaría en la actualidad con 2 mil 500 militantes repartidos en
todo el país, buscan la amnistía para quienes consideran sus “presos
políticos”. Para ellos, los crímenes que cometió SL fue parte de la “guerra
interna “que sufrió el Perú y no
terrorismo. Infausto pensamiento. Aseguran que sólo buscan la pacificación de
nuestra nación. Un perdón para todo aquel que mató, asesinó o torturó por un
ideal; es decir, indulgencia para quienes transgredieron los Derechos Humanos.
Lo trágico, es que jóvenes se hayan sumado a esta corriente
que enarbola la violencia como un principio ideológico. Fair Quesada, estudiante de economía de la
Universidad del Callao e integrante del Movadef, aseguró a la prensa que todos
los jóvenes del movimiento coinciden que “Abimael Guzmán es un preso político y
no un terrorista”. ¿De dónde salen aquellos universitarios que suman las filas
de dicha organización? ¿Por qué defienden una ideología que reivindica el
terror? ¿Cómo pueden ignorar lo que nuestros padres padecieron?
La respuesta no es tan compleja: olvidamos nuestra historia.
Sí, la ignoramos. Quizá esa fragilidad en la memoria de nosotros, los jóvenes,
ha permitido que grupos fachada de Sendero Luminoso como Movadef pretendan
inscribirse como partido político, luego del daño que hicieron al país durante
la ola de sangre que provocaron. Al parecer, sufrimos de una enfermedad
nacional que es nuestra falta de memoria: el olvido de todo lo erróneo, dañino,
infausto y aberrante. Es decir, nuestra endémica amnesia que todo lo cubre con
un tupido velo, hasta que pueda repetirlo. Aprovechando ese olvido, dicha
organización “política” desea implantar nuevamente ideas trasnochadas que sólo
traerán sufrimiento y tristeza.
Está en nuestras manos rechazar contundentemente todo tipo
de pensamiento que celebre la violencia y el terror. Y eso es lo que hace
Movadef, justifica y exalta abiertamente los crímenes de Sendero Luminoso. Nos
toca, a los jóvenes, a través del debate
de ideas, condenar todo acto prosenderista que pretenda –nuevamente – instaurar
la oscuridad en nuestro país.
No queremos
violencia. No queremos sufrimiento. Lo que queremos es un Perú en
paz. No regresar a aquella época oscura
en la que tuvieron que vivir nuestros padres. Hace algunos días, el periodista
Cesar Hildebrandt escribió: “El Movadef no quiere la amnistía. Quiere la
amnesia. Necesita de tu memoria vacía”. Por ello, nunca olvides la historia.
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