lunes, 10 de junio de 2013

La selección y yo


Me siento Perú cada vez que ando por las calles, cuando defiendo a este extraño país de los malos pensamientos de aquellos que mencionan por nacer aquí están jodidos.

Me siento Perú cuando juega mi selección, aquella que nos ilusiona cada vez que sale al verde, provocando que todos nos convirtamos en una licuadora de emociones.

No hay un día en el que nos sintamos más peruanos que cuando juega Perú, cuando 11 representantes de todo un pueblo salen a llenarnos de esperanza, cuando las calles se quedan vacías, cuando todos los ojos están puestos en ellos y en su vatuario rojiblanco.

Me siento Perú cuando metemos un gol, cuando ganamos un partido, cuando no tenemos con qué triunfar, pero nos resistimos a perder, cuando todas las voces se hacen una sola. Cuando el país en pleno grita: ¡Goooool!.

Hemos pasado más de treinta años  con nuestra selección entregada a un síndrome de ausencia en las copas del mundo. Aun así, creo en mi selección. Y soy consciente que cada intento por un boleto mundialista era una promesa de amor eterno que terminaba con el corazón roto.

Sin embargo, como en el terreno de los amores imperfectos, nadie puede quitarnos el derecho de ilusionarnos de nuevo. Hace tres décadas no nacía y no tuve la oportunidad de vivir un mundial. Hoy existo y tengo esa chance. Hoy he vuelto a creer en los héroes. Solo me falta el Mundial. Tan solo faltas tú, Perú.





No hay comentarios:

Publicar un comentario